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La escritura fue durante siglos una actividad de completo dominio masculino, y cualquier pretensión femenina de cultivo de las letras por entonces, una empresa
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La escritura fue durante siglos una actividad de completo dominio masculino, y cualquier pretensión femenina de cultivo de las letras por entonces, una empresa particularmente esforzada. En los albores de la Edad Moderna, dos mujeres que vivieron en Burgos encontraron en la escritura el modo ineludible de reafirmarse frente a la sociedad de su tiempo: en el siglo XV, la burgalesa Teresa de Cartagena, sobrina del famoso obispo y gran humanista Alonso de Cartagena, es nuestra primera escritora que deja oír su voz en defensa del derecho femenino a la actividad intelectual; y en el siglo XVI, Luisa Sigea, que residió en Burgos desde que se casó con el hidalgo Francisco de Cuevas, es la más brillante humanista y políglota de la Europa del Renacimiento. En este ensayo, después de presentar el contexto cultural en el que por sus propios méritos destacan las dos autoras, se analizan los distintos aspectos de la identidad de cada una de ellas a partir de sus respectivas obras literarias. Se aplica el novedoso método de la interseccionalidad considerado especialmente útil en las más recientes investigaciones sobre