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Seguramente abres este libro con la sana intención de encontrar respuesta
a cantidad de preguntas que te inquietan, preguntas que tú
tienes y que quizá mucho
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Seguramente abres este libro con la sana intención de encontrar respuesta
a cantidad de preguntas que te inquietan, preguntas que tú
tienes y que quizá muchos de los jóvenes con los que tratas habitualmente
ni se plantean, porque supuestamente son cuestiones resueltas,
cosas obvias para un joven del siglo XXI. Tú tienes la suerte o
la desgracia de haber crecido o descubierto un ambiente cristiano
en el que has conocido que esa Iglesia ridiculizada en los medios de
comunicación es un lugar abierto, en el que se dan amistades sanas,
vive gente normal, corriente, divertida, con virtudes y defectos como
todos. Gente de hoy, sin antenas verdes ni alas blancas, que viste,
habla, se comporta y siente normal y que sin embargo sigue creyendo
en todo ese tipo de cosas consideradas habitualmente como propias
de tiempos remotos. La cuestión es que tienes preguntas y te planteas:
¿es posible esperar hasta el matrimonio para tener una relación
sexual? ¿Hoy se puede defender algo así? ¿Se puede proponer y vivir
algo tan extraño, tan difícil de realizar?