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En la infancia «se aprende el diálogo con el maestro que habla en la intimidad», dice san Agustín. La antropología y la pedagogía confirman que los niños
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En la infancia «se aprende el diálogo con el maestro que habla en la intimidad», dice san Agustín. La antropología y la pedagogía confirman que los niños son capaces de Dios. Sus preguntas sobre el sentido de la vida, la identidad de Dios y el porqué del bien y del mal, entre otras, surgen aunque sus padres se ocupen poco de su educación religiosa. ¿No será que contemplamos a los niños desde la perspectiva de los adultos y no prestamos suficiente atención a su despertar y a su desarrollo religioso? Este librito quiere ayudar a la formación de los agentes de pastoral de la infancia y de los catequistas de iniciación cristiana de niños. El autor parte de dos conceptos imprescindibles y relacionados entre sí, infancia y filiación, como experiencia humana y experiencia religiosa, y desarrolla siete dimensiones de la infancia procedencia, indigencia, confianza, receptividad, simplicidad, asombro y crecimiento que nos abren al misterio de su identidad más auténtica y nos llevan a aprender de los niños las claves de la auténtica espiritualidad cristiana.