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Carlo Acutis es un chico absolutamente normal, pero con una armonía absolutamente especial. Tiene muy claro lo que quiere, y lo expresa con frecuencia: «E
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Carlo Acutis es un chico absolutamente normal, pero con una armonía absolutamente especial. Tiene muy claro lo que quiere, y lo expresa con frecuencia: «Estar unido a Jesús es mi proyecto de vida». Cuenta con una cualidad entre otras, que hoy echamos de menos, y cuando la percibimos en alguien, gozamos inmensamente: es la bondad. Y a esta cualidad va unida en él otra muy necesaria en nuestros convulsos tiempos: es la esperanza. Desde su infancia hasta el admirable desenlace de su vida, a los 15 años, en Carlo se abrazan entrañablemente esas dos cualidades: la bondad, haciendo el bien a todos, sobre todo a los más vulnerables; y la esperanza, pues sabe de quién se ha fiado, aun padeciendo una dolorosa enfermedad, que le llevará a la muerte prematura. En los momentos más duros, él vive ya como resucitado, configurado plenamente con Cristo. Es un «amigo fuerte de Dios», al más puro estilo teresiano.