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El P. Pavía se detiene en esta obra en Abrahán, una de las figuras centrales del Antiguo Testamento, en el que es proclamado padre de la verdadera fe judía.
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El P. Pavía se detiene en esta obra en Abrahán, una de las figuras centrales del Antiguo Testamento, en el que es proclamado padre de la verdadera fe judía. El cristianismo recoge también la admiración por Abrahán, pues su relación con Dios va mucho más allá de lo espiritual. Estas páginas señalan a Abrahán como ejemplo de fe adulta, modelo perfecto para el discípulo cristiano y muestra de obediencia a la Palabra divina. Una obediencia que se realiza no por temor o servilismo, sino por la fidelidad sin tacha que le ha demostrado Dios, cumpliendo todas y cada una de sus promesas, por muy irrealizables que pudieran parecer. Por eso, más allá de sus dudas razonables, Abrahán sabe que la petición de ofrecer a su hijo Isaac en sacrificio esconde un bien mayor: la transmisión de la gloria de su fe a las siguientes generaciones.