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La oración no es tan solo comunicarse con Dios, sino que es comunión con Dios. Al abrirnos a Él, Dios realiza la obra espiritual que nos transforma.
David
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La oración no es tan solo comunicarse con Dios, sino que es comunión con Dios. Al abrirnos a Él, Dios realiza la obra espiritual que nos transforma.
David Benner nos invita a descubrir la apertura a Dios como la esencia de la oración, de la espiritualidad y de la vida cristiana. La oración es mucho más que decir palabras a Dios; toda la vida puede ser oración cuando la ofrecemos a Dios con fe y con apertura. Recurriendo a los cuatro movimientos de la Lectio Divina, Benner explora la oración como atención, ponderación, respuesta y presencia. A lo largo de la obra nos abre un mundo de posibilidades para entrar en comunión con Dios: orando con los sentidos, con la imaginación, con música, con creatividad, mediante la contemplación, a través del servicio a los demás... y de otras muchas formas.
Al abrirnos al amor divino se ponen al descubierto los obstáculos que bloquean nuestra apertura a Dios; y si queremos realmente liberarnos de ellos, poco a poco se transformarán en medios de la gracia. En cuanto la gracia empieza a filtrarse en esos lugares, comenzamos a experimentar la plenitud de la vida que existe en Dios.