Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
La misión educativa ha adquirido en las últimas décadas unos matices de complejidad que no pasan desapercibidos. En un mundo dominado por el paradigma tecno-
info
La misión educativa ha adquirido en las últimas décadas unos matices de complejidad que no pasan desapercibidos. En un mundo dominado por el paradigma tecno-emotivista, educar el corazón se convierte en una tarea colosal. La pedagogía de los grandes relatos hunde sus raíces en la convicción de que en los textos el joven estudian-te puede descubrir sentido y propósito vital, otras vidas posibles y una fuente de vigor para disponer sus actos de una manera buena y bella. El buen maestro juega un papel importante a la hora de sacar a la luz la verdad del niño y afrontarla unidos. Y en este camino narrativo que maestro y alumnos transitan juntos, hay algo más que un mero acompañarse. Ese ca-mino narrativo es también conocerse y es, pues, un amor verdadero hacia el educando, para quien buscamos el mayor florecimiento. El tiempo apremia. Urge llevar estos relatos al corazón del joven, obturado por evasiones que amenazan infartar sus deseos de grandeza.