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La revolución de la ternura que continuamente reclama el papa Francisco no es otra cosa que tomarse en serio el Reino predicado por Jesús. Este llamamiento da origen a un programa pastoral en toda la Iglesia, cuyo objetivo
La revolución de la ternura que continuamente reclama el papa Francisco no es otra cosa que tomarse en serio el Reino predicado por Jesús. Este llamamiento da
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La revolución de la ternura que continuamente reclama el papa Francisco no es otra cosa que tomarse en serio el Reino predicado por Jesús. Este llamamiento da origen a un programa pastoral en toda la Iglesia, cuyo objetivo principal es liberar el nombre de Dios de todo tipo de suciedades ideológicas y de poder con que ha sido encubierto a lo largo de los siglos, y dejar ver con total nitidez el amor.
Así, ternura, utopía y Reino de Dios no son tres conceptos relacionados entre sí, sino tres maneras entreveradas de decir lo mismo: solo el amor salva. Si me siento amado por un amor que plenifica mi ser, ¿qué otra salvación puedo desear? Si amo al mundo en que vivo y a todos los seres que lo pueblan con un amor de admiración, solidaridad y servicio, ¿qué más preciso para ser agente gozoso del Reino prometido?
Este libro trata de demostrar que las Iglesias cristianas están necesitadas de una espiritualidad de la utopía, imprescindible para ayudar a los creyentes en la veradera madurez de su fe.