Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Ser cristiano equivale a vivir en permanente estado de conversión. Vale por ello la pena resaltar las dimensiones principales de esta actitud esencial de la ex
info
Ser cristiano equivale a vivir en permanente estado de conversión. Vale por ello la pena resaltar las dimensiones principales de esta actitud esencial de la existencia cristiana personal y comunitaria. La primera parte de este libro se propone desgranar tales dimensiones. Al hablar de la conversión cristiana es absolutamente central afirmar que convertirse en cristiano es convertirse al Dios de Jesucristo. Pero precisamente porque el término y el agente principal de nuestra conversión es Dios Padre, que es ante todo «misericordia entrañable» (Lc 1,78), esta conversión reclama, en primer lugar, acoger y transmitir la misericordia de Dios que transparece en Jesucristo y es arraigada en nosotros por su Espíritu (Segunda parte). No existe conversión al Dios revelado en Jesucristo sin una adhesión confiada a él, es decir, sin una esperanza puesta incondicionalmente en su amor misericordioso que acompaña toda nuestra vida (Tercera parte). Misericordia y fidelidad son los dos rasgos centrales del Dios que nos muestra su rostro ya en el Antiguo Testamento y acaba de revelárnoslo insuperablemente en Jesucristo, su Hijo (Cuarta parte).
JUAN MARÍA URIARTE, licenciado en teología por la Universidad Pontificia Comillas y en psicología por la Universidad de Lovaina, estuvo al frente de la diócesis de San Sebastián hasta 2010. En la Conferencia Episcopal Española (CEE) fue presidente de la Comisión Episcopal del Clero de 1993 a 1999. Perteneció a la Comisión Permanente de la CEE (1993-2005) y fue miembro de su Comité Ejecutivo de 1999 a 2005. Autor de numerosas obras, en la editorial Sal Terrae han visto la luz recientemente cinco libros suyos: Una espiritualidad sacerdotal para nuestro tiempo / Servir como pastores / Ser sacerdote en la cultura actual (en colaboración) / La reconciliación / El celibato.